Las lágrimas de Manuel Díaz al desvelar la cronología del encuentro con su padre

La intención de Manuel Díaz por demostrar que Manuel Benítez El Cordobés es su padre ha sido una de las historias más desgarradoras que la geografía nacional ha presenciado. Han tenido que pasar 54 años para que el torero, por fin, haya dado su brazo a torcer, reconociendo así de forma pública a su hijo y escenificando lo que ha sido la reconciliación del año. Un abrazo, una buena sintonía y una complicidad que ha traspasado pantallas. Ahora, Díaz ha querido contar con detalles el gran día de su vida.

El Cordobés hijo ha ofrecido una rueda de prensa en Madrid en la que ha contado, a corazón abierto, cómo han sido estos últimos meses en los que se ha gestado el momento más especial vivido hasta la fecha. «Mi madre me dice que os de las gracias de corazón, ella está tranquila, está feliz. No quiere hablar. Este es mi camino, ella supo apartarse y estar en su sitio, en el sitio de una madre dándote cariño, calor y animándote. Ella os manda un beso de corazón a todos y yo os doy las gracias por respetar su postura», ha comenzado diciendo entre lágrimas. Para la ocasión, se ha quitado la corbata y se ha mostrado de lo más cercano con los medios de comunicación para contar el paso a paso de la verdad. Tal y como ha relatado, después de mucho luchar y casi darse por vencido, es en 2018 cuando ocurre algo que da un giro de 180 grados en sus planes, surgiendo así la oportunidad de empezar este proceso que acaba de culminar con la mejor de las noticias.

En este año, el torero se tiene que operar, cortando así su trayectoria en los ruedos. Sin embargo, si se hubiese desvinculado por completo del toreo, nunca habría podido llegar a este punto. Más allá de las fechas y del momento puntual del abrazo que ya ha dado la vuelta al mundo, Manuel Díaz ha convocado a la prensa para narrar todo el proceso, recreándose así en sus sentimientos. Y es que, cabe destacar que el encuentro fue anterior a esa imagen tan esperada, pues llevaban teniendo contacto desde hacía meses. Primero una llamada telefónica, después una visita y ahora, por fin, una vida por delante para compartir. «He ido llevando todo de forma muy meticulosa, dando los pasos que yo creía que debía de dar. Llegado un momento, me rendí, mis hijos ya sabían quién era su abuelo. Y decidí no luchar con eso más», se ha sincerado.

Después de muchos años luchando por ser reconocido y por defender la verdad de su madre, María Dolores, el torero por fin era protagonista de ese cara a cara lleno de nervios. Un momento que quedará para siempre en su memoria en el que su mujer y la novia de su padre, María de los Ángeles Quesada fueron dos piezas claves. Tanto es así, que el diestro califica al amor de su padre como «un ángel en la tierra», que sin ella no habría sido capaz de llegar a este punto. Lleno de emoción y sin titubear, ha narrado cómo se bajó del coche y se dio ese primer abrazo después de esperar décadas que se produjese. Su padre le abrió los brazos y él, sin dudar, de par en par su corazón. Llegó el día y fue la primera vez que escuchó la palabra que llevaba toda la vida queriendo escuchar: «Hijo, todo llega. Ya estamos aquí».

Asimismo, Manuel Díaz también ha desvelado cómo vivió otro de los momentos con gran peso emocional, cuando sus hijos conocieron a su abuelo. Después de ese primer encuentro en el que ambos estuvieron en una burbuja, decidió contar públicamente que sus hijos por fin han conocido a su padre, resaltando así uno de los instantes cargado de significado, cuando el torero abrazó a los tres y él se acercó para decirle que le querían así porque él los había educado para quererle. Un paso adelante con el que confirma que, a partir de ahora, están dispuestos a recuperar el tiempo perdido.

Tras esto, el torero ha dado las gracias a los medios, a los reporteros, periodistas en platós de televisión y a todo aquel que ha hecho posible que haya podido ser reconocido por su padre. «Yo he ganado a un padre, pero él también ha ganado un hijo», ha sentenciado. Su intervención ha finalizado confesando estar orgulloso de haber luchado hasta el final, siendo dos las cosas por las que lo ha hecho: la alegría de tener un padre y defender la verdad de su madre, que jamás mintió. «No solo teníaa que encontrar a mi padre, tenía que defender la honestidad de mi madre».